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jueves, 25 de febrero de 2010

Ensayo inconcluso sobre la música actual

El papel de la música en la música del siglo XX.
La explosión de géneros musicales que se dio en el mundo dentro del siglo XX, a la par del avance tecnológico que se dio en la época hizo que el público no solo tuviera acceso a la música, cosa que pasó en un principio con invenciones como la radio, sino que estas personas pudiesen escoger que es lo que querían oír ya con la industria de los discos de vinil.

Este progreso generó que un sin número de artistas se dieran a conocer a lo largo del mundo, cayendo en las redes de la globalización y del capitalismo, es decir, cada vez había mas y mas oferta la cual peleaba por ser la más comprada por los consumidores.

Como consecuencia se empezó a hacer música cada más ligera y digerible para un público cada vez más conformista y que dejó de ver a la música como una expresión de arte para comprenderla como un modo más de entretenimiento y de negocio de alta remuneración económica al producirse en masa. El público dejó de preocuparse por el mensaje sonoro de las canciones y los músicos, en su afán de vender más, buscaron nuevas alternativas para llegar a la gente y mandar mensajes, aunque esto significara sacrificar al arte en si.

La más común de estas alternativas fue el ponerle letra a las canciones. Con esto el músico se ahorraba mucho tiempo, y por ende dinero, ya que no buscaba la manera de dotar de significado a un nuevo significante. Las cosas son más fáciles de interpretar, desde el punto de vista del escucha, cuando este sabe que la canción habla de amor por que toda la letra habla de eso. Las cosas cambian cuando una pieza instrumental habla, para el creador de la pieza, de amor. Para la persona que escucha la pieza puede ser más complicado encontrar ese mensaje ya que tendrá que asociar el significado amor con el significante de una melodía.

Tiene más mérito (desde mi punto de vista y musicalmente hablando) un artista musical que supo plasmar en una melodía lo que quería decir a uno que simplemente lo dijo y acompañó esas palabras con una melodía de acompañamiento.

Estos acontecimientos nos llevan a la siguiente pregunta: ¿Son los músicos de los últimos setenta u ochenta años realmente músicos o más bien excelentes letristas?

Para responder la pasada pregunta son necesarias dos definiciones: músico y música.

Según el diccionario de la real academia de la lengua española, músico es la “Persona que conoce el arte de la música o lo ejerce, especialmente como instrumentista o compositor”. El mismo diccionario define a la música de la siguiente manera: Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.

Por definición las letras no tienen cabida en la música. Son un agregado ya que la música trata solo de la interpretación de sonidos.

En cuanto a la interpretación de sonidos por medio de la voz, puede que uno se tope con canciones que aparte de tener una buena letra tienen una magnífica interpretación vocal. Como cuando se escucha una canción en un idioma desconocido, no se entienden las palabras, o mejor dicho el significado de estas, debido al desconocimiento de la lengua en que están siendo habladas, mas sin embargo por la manera de manejar la voz, uno se puede dar una idea de que trata la canción. Esto no significa que con canciones en el lenguaje propio no ocurra lo mismo, pero en tal caso es más fácil dejarse llevar por la letra de la canción.

Son entonces necesarios tres grupos de personas para que el mensaje sonoro sea decodificado: el creador de la obra, el intérprete y el re-intérprete o escucha.
El creador es aquel que se encarga de hacer la obra musical, aquel que encontrado inspiración y conforme a sus conocimientos previos en la materia musical, la ha plasmado en papel en forma de partituras.

El intérprete es el grupo de personas encargadas de hacer sonar las partituras del creador, los instrumentistas. También con conocimiento previo en teoría musical y uno o varios instrumentos le hacen llegar al público el mensaje del creador. Como es de suponerse, el creador puede ser parte de este grupo de personas.

El re-intérprete es toda aquella persona que escucha y procesa la información que llega a sus oídos a través de la interpretación del instrumentista. No se necesita conocimientos previos para poder recibir el mensaje, más bien dependerá de la realidad del escucha en la cual intervienen factores como edad, sexo, nivel sociocultural y económico, etc.

De tal manera se cumple el ciclo: alguien que tiene algo que decir, alguien que lo dice y alguien que recibe y readapta el mensaje a su realidad.

Esto toma un nuevo rumbo cuando las piezas musicales comienzan a tener letras ya que estas llevan una mayor carga en la pieza que la misma música.

La industria de la música, como cualquier industria capitalista, termina idiotizando al consumidor. Bajo la bandera de lo más popular es lo mejor, la industria procura vender más sacrificando en el proceso lo que significa el arte de la música en si creando a exponentes cada vez más populares, pero menos capaces de expresar el mensaje por medio del leguaje musical. Para muestra solo falta revisar las listas de nominados y ganadores de los premios Mtv, Grammy, Billboard y tantos más que le dan reconocimiento a aquellos artistas que venden más sin hacer un análisis de la música a la cual le otorgan el premio.

El artista en su afán de ser escuchado cae en la ley no escrita de ponerle letras a las canciones. Quizás haya en algunos exponentes algo de comodidad en este efecto, ya que, como se mencionó con anterioridad, no se ve en la necesidad ni el trabajo de darle un significante en otro lenguaje (el musical) al significado.

El público, ya idiotizado por la industria, se adaptó a la perfección a este sistema, encajando en otro principio humano, hacer las cosas con el mínimo esfuerzo. Se malacostumbró al escucha a no darse el tiempo para encontrarle significado a las melodías. Se hace música en masa para las masas.

Esta relación entre el músico y el escucha nos lleva a pensar en la mediocridad humana. Por un lado está quien no se esfuerza por hacer su trabajo posible y por el otro está quien se da por bien servido con ese trabajo mal hecho.

7 comentarios:

  1. La música que no dice nada es la que vende, nadie se pone a analizar la canción, solo sigue el ritmo aunque diga pura tontería.


    Vende el sin sentido.


    Saludos.

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  2. Cada día se aprende algo nuevo... Me gusto tu andanza por la música... Realmente se nota la idiotización global por la música efímera...

    Un abrazo!

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  3. ¡JODER, MACHO BIEN PENSADO!
    UN ABRAZO

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  4. Que bueno.
    Pues tienes razón.
    Si señor.

    Saludos.

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  5. Vibrar con la música es un gran placer pero incursionar en el conocimiento que nos brindas con este por es gratificante.
    Desde mi blog: Reflexiones al desnudo


    Te abrazo!

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  6. Es cierto la música tiene idiotizado al humano, pero también debemos dar utilidad a la música para algo positivo, porque este arte mueve gran cantidad de personas que con la música podemos llegar a su conciencia para que dejen de maltratar a la madre naturaleza por supuesto con un ritmo rico

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  7. Es cierto la música tiene idiotizado al humano, pero también debemos dar utilidad a la música para algo positivo, porque este arte mueve gran cantidad de personas que con la música podemos llegar a su conciencia para que dejen de maltratar a la madre naturaleza por supuesto con un ritmo rico

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Así ve la vida un feto tapatío de 23 años. ¿tu que opinas?