Ayer fue un buen día. Hubo 2 momentos que me
pusieron a pensar exactamente en lo mismo. ¡Viene de ahí!
Empezó cuando
en la mañana, en mi lectura matutina en el baño, leyendo la que bien puede ser
la mejor revista musical que ha existido en México (una lástima que la hayan
dejado de imprimir), La mosca en la pared. En ella, una reseña, del que
entonces sería el nuevo disco de Fiona Apple, bastante intimista por parte de
la autora. Más bien era sobre una canción en específico: Mistake.
Dicha reseña
y en particular la canción trataban de no seguir las normas sociales en el
sentido de no hacer lo que te dicen hacer. Cometer errores. Y hacerlo de manera
consiente. Cometer el error de no ir a misa los domingos, de no comprar la ropa
de la marca de moda, de no ver los programas que pasan en la televisión (en
especial la televisión abierta), de no tener un trabajo bien remunerado por el
simple hecho de ganar mucho dinero (y no por las opciones de superación que un
trabajo de esos suelen dar). Cometer errores.
La segunda reflexión
vino por parte de una señora que jugaba con sus hijos en la jardinera de un
banco, y que a juzgar por el uniforme de la señora, trabajaba en el baño, y a
juzgar por la hora, el banco estaba cerrado y nadie le iba a regañar por jugar
en las jardineras de este.
Los niños se
veían felices. Su juego consistía en subirse a lo más alto de la jardinera y
rodar por el pasto en una lomita que apenas tenía una inclinación perceptible. Ahí
a la vista de todos los que pasaran por la vía pública. Sin preocuparles el “que
dirán”. Cometiendo errores.