Pues resulta que así está la cosa.
En la universidad tuve un maestro (Mario) que era el típico que quería socializar con los alumnos. En realidad yo era el único que mas o menos le hacia caso por que daba la clase de música para cine y el cine y la música son mis 2 grandes pasiones.
En frente de donde trabajo hay un 7 eleven y Mario (en compañía de sus amigos) va seguido a comprar cervezas y el Agustín y yo siempre le chiflamos y lo saludamos y le hacemos ademanes para se role unas chelas y luego todos soltamos las carcajadas, nos despedimos y se van
Ayer Mario iba hablando por teléfono así que el ritual fue un poco menos efusivo. Salio de la tienda con sus ya tradicionales cervezas y nosotros hicimos los ya tradicionales ademanes. Metió la cabeza y las cervezas al auto y le entrego las cervezas a su amigo y le hizo una seña a este para que esperara un momento y se metió de nuevo a la tienda. Entro al carro y se echo en reversa. Lo siguiente fue lo sorpresivo.
Al pasar por donde trabajo sacó la cabeza y grito: ¡ya pónganse a trabajar! Y después sacó la mano y me entrego 2 cervezas bien heladas.
Evidentemente los ademanes, gritos, alaridos y demás muestra de agradecimiento que hicimos no se comparan con lo que normalmente hacíamos para pedirle (en broma) las cervezas.
Saludos a todos y un abrazo.
En la universidad tuve un maestro (Mario) que era el típico que quería socializar con los alumnos. En realidad yo era el único que mas o menos le hacia caso por que daba la clase de música para cine y el cine y la música son mis 2 grandes pasiones.
En frente de donde trabajo hay un 7 eleven y Mario (en compañía de sus amigos) va seguido a comprar cervezas y el Agustín y yo siempre le chiflamos y lo saludamos y le hacemos ademanes para se role unas chelas y luego todos soltamos las carcajadas, nos despedimos y se van
Ayer Mario iba hablando por teléfono así que el ritual fue un poco menos efusivo. Salio de la tienda con sus ya tradicionales cervezas y nosotros hicimos los ya tradicionales ademanes. Metió la cabeza y las cervezas al auto y le entrego las cervezas a su amigo y le hizo una seña a este para que esperara un momento y se metió de nuevo a la tienda. Entro al carro y se echo en reversa. Lo siguiente fue lo sorpresivo.
Al pasar por donde trabajo sacó la cabeza y grito: ¡ya pónganse a trabajar! Y después sacó la mano y me entrego 2 cervezas bien heladas.
Evidentemente los ademanes, gritos, alaridos y demás muestra de agradecimiento que hicimos no se comparan con lo que normalmente hacíamos para pedirle (en broma) las cervezas.
Saludos a todos y un abrazo.
ABARAZOS POR EL TIEMPO QUE NO TE VEO
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